domingo, 25 de septiembre de 2011

Montar y remontar. Una autocrítica precoz

Video Muestra de Esculturas Pedro Tricárico en UNLAM.

Notas



Las tomas, las seleccionadas, tienen la característica en común de poseer una gran lentitud. Esto no es un defecto, pero puede serlo si esa lentitud no se trabaja bien. Hay que buscar la forma de que dicha lentitud atraiga y no aletargue. Que produzca curiosidad y no genere una densidad perceptiva. Hay que aprovechar por sobre todo, el entremezclamiento entre la morfología del espacio con la morfología de las esculturas, algo que parece indicar muchas cosas. Por un lado el carácter especial que le da a las esculturas dicho espacio, por sus texturas, sobre todo las chapas de los techos y las grandes estructuras de hierro que lo componen; y, por otro lado, y creo yo, más importante, el ingrediente especial que le otorgan las esculturas a este espacio. Este factor, a mi entender, actúa en forma de interrogantes que apuntan hacia él: ¿de qué manera pueden las esculturas hablar de un espacio en el que nunca estuvieron? ¿cuál podría ser el punto de conexión más importante que integre ambas dimensiones perceptivas?
Por un lado, está el espacio, el lugar que hace que dichas esculturas se agrupen, se formen, se miren y se contrasten entre sí. Por otro lado, está el objeto en sí mismo, que necesita del anterior para mostrarse. Y por último, está el tiempo. El tiempo, es, justamente, el factor que aparece únicamente en el momento en que la cámara comienza a grabar esas esculturas insertas en ese espacio. ¿Podríamos pensar entonces, este audiovisual, como un lazo de unión entre escultura y espacio y que, por ende, trascienda el mero registro? Jugar con el límite es algo que, quizás por ser atrevido, o por ser joven, (o por ser joven, atrevido e ingenuo) me atrae infinitamente.
La cuestión que quiero trabajar entonces, o que quizás, de forma un tanto excesivamente sublimada, trabajé al filmar las piezas, y que por ende se torna necesario rescatar para reelaborar dichos conceptos en la edición, es como se genera este diálogo entre las piezas, el espacio y el audiovisual. Qué elementos tiene cada uno para aportar y a su vez mostrar como giran (atención que en más de una toma las piezas giran, literalmente) alrededor de las piezas como piedra angular de la temática.
Cuando Tarkovski hablar de Esculpir en el Tiempo, ¿no se refiere a esto, precisamente? ¿Alguna vez conseguiré entenderlo? No se trata del registro, sino de la mirada, cuyo sostén a través de la imagen hace que se torne infinita, absoluta, total. No recuerdo a quién cita exactamente, pero este dice algo así como que la memoria o el recuerdo (valga la ironía respecto a como empieza la frase) es como el obrero que trabaja para construir cimientos entre las olas.

Sobre las tomas

¿Que riesgo existe de desprestigiar la obra si no se prioriza la escultura en si misma, sino la relación subyacente entre piezas y espacio? Lamento ser insistente en este tema, pero sinceramente no estoy seguro si el camino que estoy optando en el video es el más adecuado para retratar la obra de un artista, y realmente hay una cierta tendencia, por lo que veo luego de analizar las tomas una y otra vez, a relevar la estética del movimiento de las piezas trabajando la relación entre estas y el fondo, cargado de texturas y estructuras que parecen, increíblemente complementarse entre sí, como en un juego de comparaciones contrastantes, donde la pieza parece, en principio, embebida en el heterogéneo fondo de hierros oxidados, para luego desprenderse de él, guardando una relación casi fetal, como si dicha estructura lo hubiese dado a luz.
Esto me atrae y a la vez me hace preguntarme si no estaré volando demasiado alto con estas propuestas. Pero sin embargo, hay algo innegable: ¿No surge acaso la obra de arte del desprendimiento de aquellos deshechos que antes componían estructuras? O mejor dicho, ¿Existe obra de arte que no se desprenda de estructuras y jerarquías preconcebidas de poder antes pretendidas ininmutables pero, sin embargo, abolidas por el incesante e inextinguible replanteo causado por un constante nuevo horizonte? Esto puede volverse laberíntico si lo llevamos aún más allá: ¿Podemos decir que no existe, por ende, obra de arte que además de lograr visualizar los resquebrajamientos de la otrora poderosa estructura de poder, no ayude, a su vez, a erigir una nueva?
Estos elementos creo verlos en las sucesivas tomas, pero sin embargo no estoy seguro de estar dejándome llevar demasiado con las consecuentes hipótesis. El espacio es muy amplio, majestuoso. La telaraña de hierro que sostiene las chapas forma una cúspide céntrica piramidal. Debajo, sobre el piso están las esculturas. En el medio están estos endemoniados planos que subrayan una y otra vez la fundición entre ambos componentes mencionados como si se tratase de la misma cosa y, al mismo tiempo, mostrando cuan disímiles pueden ser entre sí. Como, a su vez, una anula a la otra. Parece metaforizar, quizás un tanto burdamente, la eterna problemática del sujeto y el objeto. Del hombre frente a la estructura de poder que el mismo ha concebido. De la forma que tiene el sujeto para engendrar el peor de los males por no poder soportarlos. Sólo el tiempo, valga la redundancia, dirá cual podrá ser la forma de encadenar estos diabólicos planos.


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